Sí, claro que puedes, ¡Siempre que estén crudos! Los huesos cocidos se astillan y pueden ser peligrosos, pero los huesos de pollo crudos son estupendos. Limpian los dientes y facilitan la digestión. A menudo puedes encontrar gangas en cuellos y partes de pollo en el supermercado. Congélalos y sácalos cuando quieras dar de comer.
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Perro